Este fresco sábado de otoño en la Bicicueva comenzamos con el armado de la infraestructura para ordenar las herramientas de trabajo. Con algunas cosas sueltas que habían quedado tiradas en el ex depósito de trastos, aprovechamos para reciclarlas y transformarlas en una mesa de trabajo y dos estantes.
Gracias a la ayuda de la gente del hacklab, improvisamos una iluminación para el interior de la cueva puesto que, en un par de meses, el invierno se va a hacer notar cuando llegue la noche a las 18hs. Nos queda pendiente seguir sacando el montículo de tierra que está acumulado a un costado.
En los alrededores, los chicos de hacklab le dieron con todo al desmalezado y corte de pasto de la parte de atrás del predio, redescubriendo una ex huerta orgánica con ganas de ser revivida.
Chicos y chicas dispuestos a ensuciarse las manos con aerosol, pusieron a prueba su paciencia y puntería con el cutter armando los stencils. Se hicieron pruebas en los alrededores de la bicicueva. Esto es parte de la difusión que nos habíamos propuesto hacer para que la gente de los alrededores se acerque con sus bicicletas a resucitar y/o arreglar. Asímismo, pensamos en la gente de otros barrios que quieren visitarnos y muy pronto estaremos marcando las ciclovías con nuestros stencils para guiarlos en el camino a la bicicueva.
El sábado terminó con una alta parrillada de morrones y hamburguesas con los muchachos de hacklab.
Pensamos en una Asamblea para seguir charlando propuestas.
En la semana, más novedades.
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